Estudiar traducción: ¿en qué lenguas me matriculo? - 2


Ya hemos hablado anteriormente de los criterios a tener en cuenta a la hora de elegir nuestra primera lengua extranjera al estudiar traducción; ahora os comento lo que yo me plantearía en vuestro lugar si tuviera que elegir mi lengua B en estos momentos:

1.      ¿Has estudiado ya una segunda lengua extranjera?

Lo diré una vez más aunque sea solo mi opinión: si hablas una lengua, métela entre tus asignaturas troncales, no pierdas el tiempo. Siendo tu lengua C, profundizarás en su gramática y cultura y tendrás asignaturas enfocadas a la traducción de esta lengua específicamente, así que aprovecha los conocimientos que ya tienes.

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Es muy probable que tengas ganas de empezar a estudiar una nueva lengua. A lo mejor te apasiona el cine alemán o tu ambición secreta es vivir en Finlandia. No siempre encontrarás la lengua de tus sueños entre la oferta de lenguas B y C, así que puedes recurrir a la oferta de libre configuración para ello, o simplemente apuntarte en tu tiempo libre a la Escuela Oficial de Idiomas u otra academia. Eso sí, si te mueres de ganas de estudiar una lengua y te fascina su cultura, olvídate de cuestiones prácticas y ve a por esa lengua. Si llevas tres años estudiando italiano pero siempre has querido aprender árabe, y estás dispuesto a hacer un esfuerzo mayor, merece la pena que elijas árabe como tu lengua C. Lo cierto es que traducción e interpretación es una carrera muy vocacional.

2. ¿Empieza de cero la enseñanza de esta como lengua C?

Muchos en mi generación descartamos el francés como lengua extranjera porque teóricamente esta asignatura estaba planteada para estudiantes que no hubieran estudiado francés nunca. Algunos de los que habíamos aprendido francés durante seis años en el instituto decidimos optar por lenguas como el alemán. Esto no tiene nada de malo, salvo que a día de hoy (es decir, a punto de finalizar el segundo curso), y a pesar de nuestra buena intención, la mayor parte de nosotros ha perdido nivel en francés y sigue teniendo un nivel de alemán inferior al que teníamos de francés al terminar bachillerato. Los que eligieron francés como lengua C se encontraron, por el contrario, con un ritmo de aprendizaje pensado más bien como un repaso para los que tenían una base de francés, al menos.

Que la enseñanza empiece de cero puede implicar que nunca llegues a alcanzar un nivel suficiente durante la carrera, sobre todo si no habías estudiado esta lengua antes. Si el nivel inicial no está claro en los planes de estudio (como suele pasar), haz lo posible por buscar foros, blogs, grupos de facebook o conocidos de conocidos… habla con alguien que esté estudiando traducción en esa universidad y pregunta. Nadie te puede informar mejor que los estudiantes que estén cursando la asignatura.

Al final, mi consejo es que no empieces de cero con la lengua C si puedes evitarlo. En todo caso, esta cuestión es subjetiva y también se puede opinar que, si la lengua C no te atrae, por mucha base que tengas va a servir de poco.

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3. ¿Conoces la cultura de los países donde se habla?

Una vez más, la lengua C conlleva horas y horas de inmersión en su cultura, el modo de vida de los países de esta lengua y las principales figuras históricas, políticas y artísticas. Si te cuesta decidirte entre dos o más lenguas C, este es otro aspecto a tener en cuenta.

Una cuestión quizá menos relevante (o más frívola) es que la información sobre la cultura de la lengua C (pues siempre tendrás trabajos y exposiciones que requerirán horas de documentación por tu parte) siempre está disponible en dicha lengua pero no siempre está disponible en español y en otros idiomas. Si no eres capaz de entender textos escritos en turco chipriota y buscas información sobre la historia o la cultura de la República Turca del Norte de Chipre, puede que tengas un problema y no encuentres apenas fuentes en idiomas que hables. Esta cuestión, como ya he dicho, no debería ser decisiva, (sería muy triste decidir tu futuro basándote en algo tan anecdótico y no en tus propios intereses) pero es otro factor que tener en cuenta si no consigues decidirte.

4. Salidas profesionales:

Sinceramente, yo no daría mucha importancia a las salidas profesionales de una lengua como ser traductor profesional, una empresa de traducción o una editorial. Que sea una lengua mayoritaria tiene unas ventajas, que sea minoritaria tiene otras. Los tres criterios anteriores me parecen los más decisivos (al menos, para mí).

Estudiar traducción: ¿en qué lenguas me matriculo?

Todos los traductores hemos pasado por el momento decisivo de elegir una universidad y rellenar matrículas o solicitudes. En un momento dado, llega la gran pregunta: ¿qué idiomas cojo? Me tomo la libertad de dar unos cuantos consejos personales que espero que sirvan de algo a alguien.

Muchos de los que pasáis por aquí sois también estudiantes de traducción, así que vuestra opinión (ya sea para añadir algo o para discrepar) es más que bienvenida.

Como creo recordar que la nomenclatura no es igual en todas las universidades, conviene que tengas en cuenta de cuando hablo de lengua A me refiero a la primera lengua o lengua materna (español, en casi todas las universidades de países donde este es la lengua oficial), mientras que lengua B es la segunda lengua o la primera lengua extranjera, y lengua C es la segunda lengua extranjera. Una vez aclarado este punto, paso a hablar de la lengua B.

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Las tres preguntas clave a la hora de elegir tu lengua B:


1.¿Cuál es tu segunda lengua?

El primer factor y sin duda el más importante a la hora de elegir la segunda lengua (lengua B) es el nivel que tengas de cada idioma que no sea español. La lengua (aparte del español) que mejor hables debería ser tu segunda lengua en traducción e interpretación. Muchas universidades tienen una prueba de nivel que necesitarás aprobar para demostrar tus conocimientos de lengua B. Aun cuando no haya una prueba de acceso, es más que recomendable que elijas una lengua que domines muy bien. Hay estudiantes que han empezado la carrera con un nivel apenas suficiente y se encuentran arrastrando asignaturas desde el primer cuatrimestre. Además de causarte quebraderos de cabeza y estrés, esto te impide aprovechar muchas de las asignaturas al máximo.

Es un error pensar que hay “demasiados traductores” de una determinada lengua y que por ello tendrás mejores salidas profesionales si comienzas la carrera con otra que hable menos gente. Lenguas como el inglés o el francés no dejan de generar trabajo (esto lo podemos comprobar los estudiantes simplemente leyendo las ofertas de becas de trabajo que nos envían desde embajadas y otras instituciones internacionales) y, si acaso, no dominar inglés ni francés puede ser un obstáculo.

2. ¿Dónde se imparte esta lengua como lengua B?

Una vez elegida la lengua B que queremos estudiar, es el momento de informarse. Cada universidad tiene una oferta diferente de idiomas. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, no hay gran variedad en este sentido (al menos, no la había cuando yo tuve que elegir universidad). Es posible que la lengua que tú quieres estudiar no se imparta en tu localidad o que tengas que estudiar en otra provincia. En mi experiencia (que tampoco es mucha), la lengua B es la espina dorsal de traducción e interpretación, es la lengua en la que se basan buena parte de las asignaturas. Si no estás del todo satisfecho con esta lengua o tienes dificultades, la carrera se complica. Si, por el contrario, eliges la lengua correcta, traducción e interpretación puede llegar a ser una carrera apasionante. Yo recomiendo dar prioridad a la lengua B frente a la comodidad por cercanía. Al fin y al cabo, la triste verdad es que los licenciados salen preparados para traducir profesionalmente textos de lengua B (y no de la lengua C). Tus gustos deberían tener más peso que la comodidad a la hora de matricularte en una lengua B.

futuro traductor


Otro aspecto a tener en cuenta es la nota de corte. Las lenguas más solicitadas suelen tener una nota de corte bastante alta en traducción e interpretación, por lo que podría ocurrir que tuvieras mala suerte y no consiguieras entrar a traducción con la lengua B que habrías preferido. No es el fin del mundo. A veces basta con profundizar en el estudio de una lengua para empezar a apreciarla más. Mi recomendación es, en todo caso, que intentes matricularte en la lengua que querías estudiar en un principio aunque sea como lengua C. Si hablas una lengua bien, intenta que sea parte de tus asignaturas troncales para no perder los conocimientos que tienes y para poder tener un acercamiento a la traducción de esta lengua.

3. ¿Conoces la cultura de los países donde se habla?

Esta es una cuestión que a muchos estudiantes se les olvida tener en cuenta a la hora de elegir su lengua B. Traducir requiere mucho más que conocimientos gramaticales. Para poner en contacto dos culturas diferentes hay que conocer ambas culturas, y esto abarca campos tan diversos como la política, el sentido del humor o lo que se considera educado en cada lugar. La literatura también, según tengo entendido (aunque los planes de estudios que he visto eran todavía proyectos) va a estar más presente en los nuevos estudios de grado a partir del próximo curso. Es una buena idea que te intereses por la televisión, el cine, la literatura, la historia y la actualidad de los países en los que se habla la lengua B que quieras escoger. Un traductor tiene que sumergirse en las culturas de otros idiomas y esto es algo que se hace también durante la carrera. No elijas una lengua B de una cultura que no te interese o que te disguste.

Si quieres una conclusión breve de todo esto, mi consejo es que tengas en cuenta los conocimientos que ya tienes y tu interés por esas lenguas. Visto así, tampoco he contado nada nuevo ;-)

Soy consciente de que para muchos de vosotros la lengua B será una elección automática y la dificultad está en la lengua C.

Gracias a todos por adelantado.